La mujer en edad fértil transita una ciclicidad hormonal que tiene efectos sobre los mecanismos bioenergéticos de su cuerpo. En general, si el aporte energético es suficiente, los efectos de las hormonas sexuales sobre el metabolismo pueden atenuarse y ser prácticamente irrelevantes (aunque no en todos los casos).
Lo que tenemos claro es que en fase lútea hay un ligero aumento de los requerimientos energéticos, proteicos y de hidratos de carbono que tienen que ver con la síntesis de tejido endometrial, los cambios en la termorregulación y la respuesta fisiológica a la posibilidad de gestación.
En este sentido, enfoques que bajo mi punto de vista son reduccionistas, han descrito la fase lútea como aquella en la que el metabolismo energético es más propenso a la utilización de lípidos (correcto), transmitiendo el mensaje de que la mujer debe bajar su consumo de hidratos de carbono en esta fase y aumentar el de las grasas (Ay...).
Si bien este tema lo desarrollamos ampliamente en el curso de Fisiología de la mujer deportista en edad fértil, hay un mensaje que tenemos que empezar a transmitir: es bastante discutible que la mujer deba disminuir su aporte de carbohidratos en fase lútea; es más, lo que necesita es aumentar en unas 200 Kcal su ingesta total y no olvidarse de ellos, ya que el cuerpo los está reservando, en especial en el tejido endometrial, para lo que pueda pasar. Que no los usemos prioritariamente como sustrato energético no significa que no los necesitemos para otras funciones, y mucho. Significa que los está guardando como oro en paño.
Y aquí entra un factor curiosísimo y es la apetencia por el dulce de las mujeres que se quedan cortas de carbohidratos en fase lútea. Quien más quien menos ha experimentado ese "craving" por el dulce inmediato, esa chocolatina que no te comerías en otras circunstancias y que, oh, sorpresa, contiene aproximadamente esas kcal de más que necesita tu cuerpo en fase lútea. Así, si la mujer es instada a quitarse los carbohidratos en esta fase, este deseo por el dulce se multiplica, cuando lo fisiológico es mantener el hidrato de carbono e incluso potenciar el consumo de más calorías. La pregunta del millón es cuántas, cómo y cuándo.
Para empezar a resolver la ecuación, te paso un par de recetas que cumplen perfectamente con este aumento de necesidades energéticas diarias. Sencillas y efectivas.
Yogur con fruta
- 100 mL de yogur griego
- 1 plátano
- 6 frutas rojas o del bosque
- 20 gr copos de avena
Porridge de soja y miel
- 250 mL de leche de soja
- 40 gr de copos de avena
- 10 gr de miel
Si la deportista aporta estos nutrientes que le son necesarios, desaparece esta ansiedad por el dulce.
¿Te animas a probarlo y me cuentas?