La vitamina D es uno de los micronutrientes más deseados dados sus múltiples beneficios: contribuye a la absorción del calcio que comemos, mejora la función muscular y evita enfermedades varias si es sintetizada en dosis suficiente. De hecho, niveles correctos de vitamina D son un must para todo el mundo, y especialmente para la población deportista.
Existe un vínculo directo entre su síntesis y la exposición al sol de nuestra piel. El ser humano tiende cada vez menos a exponerse a la luz solar, en parte por el tipo de trabajo que desempeñamos y en parte por la cruzada contra la exposición solar consecuencia de las actividades preventivas contra el temido cáncer de piel, por lo que los niveles de vitamina D a nivel poblacional son más que preocupantes. Sea como sea, parece que el aporte dietético de vitamina D es una baza interesante para mantener nuestros niveles en sangre. Y aquí aparecen los champiñones.
Fíjate qué curioso: cuando los champiñones se exponen al sol aumentan su contenido de vitamina D. Y no de forma sutil: lo hacen hasta alcanzar los 10 microgramos cada 100 gramos, es decir, la dosis diaria recomendada para un adulto, cuando en condiciones de oscuridad o bajo luces fluorescentes (como se cultivan la mayor parte de las veces), parece ser que sólo nos aportan alrededor de 1 microgramo. ¿Qué te parece?
Las instrucciones son las siguientes:
- Mejor lamina los champiñones, pero puedes exponerlos enteros
- Exponlos al sol o a una luz ultravioleta entre 15 minutos (laminados) y 2 horas (enteros)
- Puedes conservarlos durante 1 semana sin que pierdan las propiedades
- Puedes cocinarlos sin problema
Ah, y si los vas a coger silvestres, pues mejor aquellos a los que les haya dado el sol, claro.
Familia, saquen los champiñones al balcón. Que no lo digo yo, que lo dice la ciencia.